Los inversores son incapaces de leer la carta de navegación del sector y causan sesiones de infarto.
Todos sabemos aquello de “ojalá vivas tiempos interesantes”, tan popular en inglés que también se la conoce como la chinese curse o la maldición china. Y también aquel otro dicho sobre que la palabra crisis en chino se escribe utilizando los signos o caracteres de los términos problema y oportunidad. Ambas ideas son apócrifas, inventos occidentales que nada tienen que ver con China. Pero se non é vero, al menos é ben trovato: lo cierto es que realmente está empezando a ser agotador vivir en tiempos tan interesantes. A las terribles consecuencias de esta crisis, que ha impactado sobre la rentabilidad del negocio, pero también sobre su reputación –pagando en algunos casos justos por pecadores–, se une ahora un entorno poscrisis poco amable en, al menos, tres terrenos.
José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca