La crisis financiera global iniciada en 2008 ha dado paso a un entorno en el que los reguladores y supervisores han querido limitar el espacio operativo de las entidades financieras bancarias, con el objeto de prevenir episodios recesivos.
Este nuevo paradigma regulatorio de los bancos se caracteriza por la combinación de un conjunto de reglas muy exigentes, redundantes y prolijas y, lo que es más preocupante, con un mayor número de supervisores que disponen además de un elevado grado de discrecionalidad. Este nuevo entorno, más complicado e incierto, en el que deben operar las entidades financieras, puede tener efectos indeseados que pueden impactar tanto sobre los bancos como sobre la economía real a la que financian. Sin embargo, también es cierto que este nuevo marco define las reglas sobre las que deberán competir los bancos en el futuro, lo que exigirá de estos una capacidad de análisis estratégico y, en su caso, de transformación de su modelo de negocio para sobrevivir en el nuevo entorno.
José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca