La banca ha pasado de ser parte del problema en la última crisis a parte de la solución en la actual. Llega con un músculo financiero considerablemente mejor que a la anterior recesión pero no está exenta de riesgos, tanto internos como externos. José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), es consciente de esta situación y manda un mensaje a las autoridades de que, si la crisis se agrava, han de estar preparadas para contener el golpe y hacer «todo lo necesario» –como decía Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (BCE)– para evitarla debacle económica.
La EBA alertó recientemente de que los bancos españoles llegan con los peores niveles de capital de Europa. ¿Significa que aquí las entidades son más vulnerables que en el resto del continente?
No estamos de acuerdo con esa visión. En términos de capital medido por activos ponderados por riesgos, la situación es esa. Pero si miras la ratio de apalancamiento, sin ese tipo de ponderaciones, somos de los mejores de Europa. Si además valoras por patrimonio neto sobre balance, somos de los que lo tienen más alto. No estamos en una situación de debilidad. Esto de la solvencia no es un concurso de belleza por tener la ratio más alta. Se trata de tener un capital razonable según tus riesgos y el modelo de negocio.
El BCE, la EBA y el Banco de España reclaman al sector ganar rentabilidad, incluso diversificando ingresos más allá de los márgenes de intereses. ¿Están pidiendo demasiado, en una situación como la actual?
No es fácil. Los mismos que nos dicen que hay que mejorar la rentabilidad son los que deciden sobre un entorno de tipos de interés que indirectamente es bueno para los clientes y nosotros, pero es tremendamente difícil ganar dinero en banca cuando tu materia prima, el dinero, no vale nada con tipos negativos. Ellos tienen que impulsarnos para ganar rentabilidad, sabiendo que eso exige diversificar modelos de negocio, cosa que puede no ser fácil e incluso peligrosa; el tema de costes es la palanca que tenemos. Viéndolo en perspectiva, mirando los tres últimos años, los resultados que obteníamos con estos tipos de interés estaban muy bien en términos de ROE. Teníamos una consistencia en resultados muy importante, muy cerca ya del coste de capital. En 2020 y 2021 todo dependerá de lo que pase con la economía. Pero espero que una vez pase este periodo volvamos a esa senda que teníamos, que era potente e importante, de recuperación de rentabilidad, y aproximarnos a esa especie de constante cosmológica que es el coste de capital.
Dice que diversificar negocio puede ser peligroso. ¿Qué significa eso?
La historia de las crisis financieras nos enseña que cuando sales de tu nicho natural de negocio, que puede ser un modelo de banca o una región, e intentas imitar otros modelos exitosos de otra gente que opera en otros territorios, también hay un riesgo de selección adversa de riesgos, es decir, que entres como operador en el último minuto y te lleves los malos riesgos que nadie se ha llevado hasta ese momento. Tienes que entrar en segmentos que conozcas y con mucha prudencia. Lo que es bueno es apoyarte sobre tus fortalezas, lo que conoces, y sobre ellas crecer y tener cuidado con la asunción de nuevos riesgos.
De Guindos, vicepresidente del BCE, dijo en ABC que era proclive a las fusiones. ¿Será este el momento de ver fusiones en el sector?
La historia de la banca en España es una historia donde las fusiones han permitido crear instituciones eficientes, rentables e internacionales. La consolidación es, frente a presiones de rentabilidad, una de las palancas de las que se dispone para superar esa situación. Las fusiones no tienen que estar impulsadas por las autoridades públicas, ni que estas pongan trabas, sino que las dos entidades o las que sean estén de acuerdo en realizar la operación. En el pasado, no en este país y este entorno sino en el entorno europeo, cuando se planteaba una operación de fusión que daba lugar a una entidad más eficiente por la optimización de costes que aportaba, muchos supervisores exigían más capital por los riesgos de ejecución de la fusión. No tiene sentido: si una fusión es buena para la solidez de la institución resultante, permitamos que salga adelante; no pongamos pegas en términos de capital. En momentos determinados eso ha impedido que se den algunas de estas fusiones. Estas casi siempre dan lugar a una entidad de mayor tamaño, más eficiente y con más palancas para gestionar los riesgos y pasar mejor ciertos periodos.
Usted fue muy crítico con la recomendación/ obligación del BCE de suspender los dividendos en el sector. ¿Por qué tanta crítica? ¿Por la intromisión pública?
Nos estigmatiza como industria y no discrimina entre los mejores y los peores. Discrimine entre buenos y malos, vaya uno a uno y no plantee un café para todos. Somos la única industria en que se ha decidido esto. No me refiero a que no le diga a un banco que no pague dividendos, sino que se justifique caso a caso. Esa especie de estigmatización no es buena para atraer nuevos accionistas. A los inversores no les gusta que la remuneración del riesgo dependa de una decisión administrativa «urbi et orbi» (para todo el mundo). Pedimos discriminación e ir uno por uno.
Nadie duda de que la morosidad aumentará considerablemente. ¿Hasta qué punto será un problema?
La mora es un indicador retrasado de crisis económicas y riesgos de balances bancarios. Cuando ya se refleja, el problema ya está muy presente. En abril bajó; evidentemente sabemos que esto no será así. Los bancos españoles han provisionado de manera importante en el primer trimestre, han sido muy agresivos. Saben lo que viene, y sabemos que habrá tensiones en términos de mayores provisiones y mayor mora. Es muy difícil prever hasta qué punto.
¿Cualquier nivel de mora, dentro de lo razonable y esperado, es asumible por la banca?
Dentro de lo razonable, pensando en una recuperación en V asimétrica, es perfectamente absorbible. Pero entre todos tenemos que trabajar en que la recuperación sea lo más simétrica posible. Estamos ayudando a nuestros clientes para que no sean luego un problema de mora; para que el mayor número de compañías puedan salvarse.
¿Sufrirán más aquellos bancos con mayor exposición a pymes?
Es muy difícil saberlo. Es una pandemia que ha exigido que nos recluyamos varios meses, que ha golpeado la economía como no habíamos visto nunca… No sé cómo va a afectar. Las pymes españolas son muy frágiles, pero también muy ágiles. La pyme, por su propio tamaño, tiene una gran capacidad de adaptación y respuesta. Hemos visto restaurantes transformados en empresas de comida a domicilio o fábricas. En Europa Central, donde las empresas tienen mayor tamaño, están más especializadas y les puede costar más adaptarse a nuevas circunstancias. Infravaloramos la dificultad que puede tener una empresa tremendamente especializada de tamaño mediano. Hay que esperar y podemos aprender mucho de esta crisis.
Las pymes son de las principales beneficiarias de los avales del ICO. El Gobierno ya ha liberado los 100.000 millones prometidos. ¿Hará falta ampliar esas garantías?
No tenemos una posición formada. Lo que sí manifestamos es que el programa de avales ha funcionado muy bien, porque hemos sido capaces de llegar rápidamente; somos el país que más rápidamente ha llegado a sus empresas, junto a Francia. La rapidez es muy importante porque si tienes un programa muy generoso, pero hasta diciembre no está montado, para cuando llegue a las empresas no necesitarán liquidez porque habrán perecido. Hay que recordar que los bancos ponen esos 100.000 millones, hemos sido capaces de llegar muy rápido y de solventar los problemas de las empresas con dificultades temporales de liquidez. En el futuro tenemos que estar pendientes de las necesidades existentes en la economía española para hacer, como diría Mario Draghi, un «whatever it takes» (lo que sea necesario) para minimizar el coste de esta crisis. En otros países, además de posiciones de apoyo a la financiación, también hay líneas de apoyo al capital de las empresas, mediante deuda subordinada, inyecciones de capital… Veamos dónde estamos, lo que hacen en otros países y estemos abiertos a lo que sea necesario hacer en el futuro.
Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, rechazó hace unos días crear una banca pública. ¿Creen necesaria esta figura?
Nosotros políticamente somos muy neutros. Es una decisión que tendrán que tomar el Gobierno y el Parlamento. Como contribuyente, la experiencia de banca pública no es buena. La banca concede créditos que han de ser devueltos. Si es para que no se devuelva, no es crédito, sino subvención. Igual necesitas otros instrumentos; a lo mejor no es malo dar subvenciones, se puede plantear, pero no le llamemos actividad bancaria. No tenemos miedo a competir con un banco público porque conocemos nuestro negocio y sabemos lo que es. Y ya tenemos un banco público, el ICO, que funciona magníficamente como hemos visto.
¿Se ha ganado la reputación perdida en la anterior crisis?
Evidentemente, los bancos no han tenido nada que ver con el problema. Y, por otra parte, en una situación extraordinaria, hemos sido un elemento de fortaleza y de apoyo a la empresa, por no decir único en el sector privado. No he visto a la «shadow banking» ni a los nuevos operadores tecnológicos apoyando a la economía productiva. He visto a los bancos de toda la vida ayudando a sus clientes.
Nadia Calviño, vicepresidenta económica, aspira a presidir el Eurogrupo. ¿Se sienten cómodos y respaldan su candidatura como patronal?
Conozco a la vicepresidenta desde hace muchos años. Es una funcionaria europea reconocidísima. No puedo pensar en nadie que conozca mejor Europa que la actual vicepresidenta. Sería una magnífica noticia para España, la economía española y todos los europeos que esto saliera adelante. Pero hay que ser prudentes porque los equilibrios en estos casos son tremendamente complicados.
Entrevista a José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca, realizada por Daniel Caballero.