La educación financiera es un pilar básico para el bienestar de la sociedad. Está demostrado que los problemas financieros son uno de los primeros motivos de estrés del ser humano. Tener una adecuada formación en este ámbito nos permite tener mayor control sobre nuestra vida financiera: tomar mejores decisiones, aprovechar las oportunidades que surgen en el camino y estar más preparados para afrontar los desafíos.
Estudios internacionales enfatizan la importancia de que la formación financiera comience a temprana edad sobre dos pilares fundamentales, la familia y el colegio. Los padres son los primeros interesados en que sus hijos entiendan el funcionamiento de la economía familiar, aprendan la importancia del ahorro y sean capaces de tomar decisiones financieras razonadas y responsables. Además, la educación financiera debería estar presente en los colegios impartida por un profesorado formado y motivado que combine la teoría con la práctica, haciendo hincapié en la utilidad de entender conceptos financieros a lo largo de todas las etapas de la vida. Dotar de educación financiera a los niños les permitirá convertirse en adultos que tomarán decisiones más informadas, que incurrirán en menores riesgos financieros y planificarán mejor su futuro.
En España el nivel de educación financiera es bajo. Llama la atención que sea así y que no haya mejorado en los últimos años pese a la mayor inquietud por los temas financieros debido a la crisis. Este déficit preocupa al sector financiero, porque la habilidad de gestionar el dinero y de pensar de forma crítica es un requisito indispensable para cualquier individuo que impacta de forma significativa tanto en la estabilidad financiera como en el desempeño económico general. Los países con un mayor nivel de formación financiera han mostrado una mayor resistencia a la crisis y se han recuperado más rápido que el resto.
Los bancos españoles dedican enormes esfuerzos para mejorar la educación financiera de la sociedad, con iniciativas que superaron el millón y medio de beneficiarios solo el año pasado. Parte de este empeño se plasma en sus aplicaciones digitales, dentro de un proceso de transformación digital que piden sus clientes. El sector financiero se sirve de la digitalización y de la tecnología para aumentar el acceso a educación financiera por parte de todos los colectivos sociales. Pero la digitalización también plantea retos y riesgos que no se deben subestimar. Es necesario un acompañamiento constante por parte del sector bancario, pero también de las autoridades, para fomentar tanto la capacitación digital como la educación financiera de forma transversal en todos los colectivos sociales, para que, con la combinación de ambas, se mitiguen estos riesgos.
La Fundación AEB y Junior Achievement llevan cinco años impulsando el programa “Tus finanzas, tu futuro”, un importante referente en educación financiera en los colegios. En estas cinco ediciones más de 35.800 alumnos de secundaria de toda España se han beneficiado de la labor de 2.700 voluntarios empleados de bancos. El apoyo y la implicación de los bancos colaboradores ha sido clave en el éxito del programa, donde el 95 % de los alumnos y el 99 % de los voluntarios quieren repetir la experiencia. Con base científica, el programa además estimula el desarrollo de las habilidades no cognitivas de los jóvenes, que aumentan su perseverancia y esfuerzo en los estudios, controlan mejor sus impulsos y aprenden a postergar las recompensas tras recibir la formación.
Pero no podemos estar satisfechos. El esfuerzo de los bancos y de las autoridades – a través del Plan de Educación Financiera- se enfrenta a la realidad de los números. Se han producido avances, pero aún estamos lejos de alcanzar niveles deseables. Más allá de las medidas concretas que tomemos entre todos, es necesario un debate público que lleve a las autoridades educativas y a las familias a tomar más conciencia del problema de la falta de educación financiera en España y a reaccionar en consecuencia. La formación financiera es una necesidad, no una opción.
Conchita Morán Sangochian, departamento de Sostenibilidad de la AEB y José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la AEB.