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Portavoz

Cinco días

La banca aún esencial para el crecimiento

Así comenzaba un reciente análisis de la autoridad monetaria europea, centrado precisamente en la progresiva pérdida de protagonismo de la banca en la financiación empresarial.

Los números son claros: el peso de la financiación bancaria para las empresas ha pasado en la zona euro del 70% entre 2002/2008 hasta un 50% entre 2002/2016. Pero, con datos del primer trimestre, este porcentaje ha podido ser ya del 36%. El resto de la financiación empresarial del área ha descansado en este periodo en una combinación de emisión directa de deuda, préstamos entre compañías y financiación no bancaria (banca en la sombra).

Naturalmente, siempre es deseable la diversificación de las fuentes de financiación empresarial. Y son más que justificables los esfuerzos del BCE por mejorar la transmisión a la economía de la expansión monetaria, a través de unas condiciones financieras inmejorables en los mercados. Más allá de tipos de interés oficiales casi nulos (y negativos en el caso del exceso de depósitos de la banca) hablamos de la compra directa por el BCE de activos en el mercado, incluyendo la compra de deuda corporativa. Es innegable que esta última decisión, adoptada en marzo, ha contribuido con fuerza tanto al aumento de la emisión de papel por las empresas como a la caída del coste de financiación y primas de riesgo. En ambos casos, hasta niveles mínimos en la historia reciente.

Pero, ¿hasta qué punto podemos hablar de un cambio estructural en la financiación empresarial? Para responder de forma adecuada a esta cuestión, tendremos que entender el cómo y el por qué del cambio.

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