El progreso de la sociedad a lo largo de la historia ha descansado en la tecnología. La tecnología ha mejorado la vida de las personas, proporcionando cura a las enfermedades, aportando mayor capacidad en la producción y diversidad en los alimentos y contribuyendo a la prosperidad de la sociedad.
La digitalización, como otras innovaciones conocidas, incrementa también la inclusión, porque no solo facilita la comunicación a todos los niveles, sino que permite acceder a todo tipo de servicios públicos y privados, en cualquier momento y desde cualquier lugar.
Los bancos han ejercido como verdaderos catalizadores de la innovación tecnológica, lo que ha permitido avanzar en el desarrollo de nuevos productos financieros más adaptados a sus clientes y ser más eficientes. La digitalización y los cambios en la regulación han facilitado una mayor competencia, y han hecho de la colaboración una pieza clave para la innovación, que favorece el dinamismo económico y beneficia al cliente.
La innovación digital en la operativa bancaria simplifica las gestiones y ofrece nuevas ventajas a los usuarios. Por eso es tan valorada y más del 88% de los clientes de los bancos utiliza canales digitales al menos una vez a la semana, según una encuesta de Sigma 2. Un avance que solo es posible con medidas de acompañamiento para aquellos a los que la digitalización les supone mayor dificultad.
Porque el factor humano es fundamental en todo momento. Y los bancos han tomado medidas para reforzar la atención preferencial a los mayores, para impulsar la presencia en la España rural y para afrontar los problemas más acuciantes de la sociedad. Esa apuesta por las personas no deja de ser un valor diferencial y añadido de los bancos, su mayor ventaja competitiva y su mejor contribución social.
José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca