Las Previsiones de Otoño de la Comisión Europea estiman un crecimiento del 0,8% en la eurozona para este año, con una ligera aceleración desde el 0,5% estimado en 2023, y son algo más positivas para el próximo ejercicio, proyectando hasta un 1,3%. Con todo, es menos de la mitad del crecimiento previsto por el FMI para los países desarrollados en este año, y medio punto menos de lo estimado para 2025.
¿Cuáles son las causas de este menor crecimiento relativo en Europa? No es desde luego un problema de financiación. De hecho, la financiación, especialmente la bancaria, será imprescindible para que el crecimiento europeo se acelere y se fortalezca en el futuro. Con esto cuenta la Comisión. Según sus previsiones, serán el consumo privado, en un contexto de desinflación, y los fondos europeos los motores de la recuperación en el futuro próximo. También habrá recuperación moderada de la inversión.
Frente a ello, planean riesgos conocidos, desde las tensiones geopolíticas, sus efectos sobre la seguridad energética o la posibilidad de que se intensifiquen las medidas proteccionistas. Además de la incertidumbre política en algunos países y la continuidad en el deterioro de la competitividad en un contexto de dificultades estructurales en sectores como el manufacturero.
Es obvio, por tanto, que Europa necesita tomar decisiones para acelerar su crecimiento y mejorar su competitividad. Ambos objetivos se alcanzarían, según el Informe Draghi, con medidas contundentes de impulso de la innovación, para la transición energética, de mejora de las capacidades y, sobre todo, una estrategia clara para eliminar rigideces y fragmentación de mercados. Para conseguirlo hará falta determinación a nivel político, actuar de forma rápida y también mucho dinero.
En estos momentos más del 75% de la financiación a empresas y familias en Europa proviene de los bancos. La banca europea es robusta y está preparada: ha superado con éxito las distintas turbulencias sufridas en los últimos meses en los mercados financieros internacionales, incluso en un escenario macroeconómico incierto, gracias a su solidez, su situación de liquidez y las medidas tomadas desde la crisis financiera para reforzar su gobernanza. De esta forma se han constituido en una barrera contra la inestabilidad en los mercados financieros, contribuyendo a generar confianza y asentar certezas. Y conviene recordar las garantías que ello aporta.
La diversificación de en las fuentes de financiación, con un impulso decidido para crear un mercado de capitales común, es deseable; pero puede no ser suficiente para alcanzar los objetivos marcados si en paralelo no se culmina la Unión Bancaria. Unos bancos grandes e internacionales pueden optimizar el uso del capital y de esta forma garantizar que el ahorro fluya con agilidad entre los países. Además, pueden ayudar a dinamizar y movilizar la financiación mayorista desde los mercados financieros, como es habitual en Estados Unidos.
En este sentido, las recomendaciones del Informe Draghi también abarcan al sector financiero y se orientan al impulso de las fusiones transfronterizas, la simplificación de la regulación y la reducción de la burocracia para mejorar también su competitividad y capacidad de innovación. Porque la mejora de la eficiencia y la competitividad de los bancos resulta imprescindible para avanzar en la competitividad del conjunto de la economía. Porque la solidez del sector bancario aporta una base solvente y sostenible para el crecimiento económico.
Hablamos a nivel europeo, pero lo podemos aterrizar a nivel nacional. En términos muy inmediatos. Aportar certidumbre al sector bancario es la mejor forma de potenciar su contribución al conjunto de la economía, más todavía en un entorno tan complejo como el actual. Establecer nuevos obstáculos, generar mayores trabas o crear impuestos específicos y adicionales, como está ocurriendo en España, genera una inseguridad que va más allá del sector afectado, especialmente cuando se alejan de la norma y la normalidad internacional, en unas circunstancias en las que atraer inversión es clave para seguir creando riqueza. Porque ahí es donde los bancos pueden multiplicar su contribución al país, atrayendo inversión y facilitando la financiación que es la base del crecimiento, la creación de empleo y la generación de oportunidades y bienestar. Que es, precisamente, el valor de la función bancaria
José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca