¿Dejarías las llaves de casa a un desconocido?

¿Dejarían las llaves de su casa a un desconocido? Seguro que no. Y por la misma razón,  tampoco deberían hacer accesibles sus contraseñas para acceder a su móvil, equipos informáticos o a las aplicaciones en internet.

En un mundo y con una sociedad cada vez más digital, las contraseñas son claves para proteger nuestra información y evitar ciberataques. Para concienciar sobre la importancia de tener claves seguras que eviten el robo de información personal, el primer jueves de mayo se celebra el Día Mundial de la Contraseña.

Una fecha fijada para recordar que las contraseñas son nuestra principal barrera de defensa frente a los ciberdelincuentes, protegen nuestras informaciones, sobre todo las más valiosas, como el contenido de nuestras comunicaciones, los accesos a nuestros dispositivos y hasta el saldo de nuestras cuentas bancarias.

Tener una contraseña sencilla de adivinar nos hace vulnerables.  Los consejos de los expertos informáticos para proteger nuestras contraseñas abarcan desde su longitud (cuanto más larga, mejor), combinando caracteres (números y letras, minúsculas y mayúsculas), evitar palabras comunes, así como rotación de contraseñas y autenticación reforzada en la que se incluya otro factor adicional.

Ha de ser impersonal, se debe evitar usar fechas como el cumpleaños de nuestro hijo, el nombre de algún pariente o de nuestra mascota favorita, ni de cualquier información que se pueda asociar fácilmente a nosotros. También tiene que ser secreta, y, a ser posible, nunca compartirla con nadie. Asimismo, cambiar nuestra contraseña con regularidad, permite disminuir la probabilidad de que nuestra cuenta (o nuestras cuentas) se vea comprometida.

La digitalización es beneficiosa en numerosos aspectos, como a la hora de tomar decisiones, bien formadas, para adquirir bienes, acceder de forma fácil y rápida a servicios privados y públicos y, sobre todo, comunicarnos y relacionarnos de forma cómoda, inmediata, y desde cualquier lugar.

Pero también debemos ser conscientes de sus riesgos.

Combatir la ciberdelicuencia se ha convertido en una de las principales prioridades para todos, una tarea común: ya se trate de nuestra vida particular, o como trabajadores en todo tipo de empresas, instituciones o gobiernos.

Tenemos la responsabilidad de prevenirla y combatirla: las compañías y las autoridades deben invertir en protección y en reforzar la colaboración entre todas las partes implicadas; los individuos debemos asumir también la responsabilidad de proteger nuestros propios datos y actuar con cautela, porque conviene proteger nuestra información para evitar tanto el daño que su robo puede generarnos como la posibilidad de que sea utilizada para perjudicar a nuestros seres queridos.

Es importante asumir que todos somos víctimas potenciales de los ciberdelincuentes porque buscan sorprender a los menos precavidos y a los más distraídos, y ante una amenaza cada vez más global y sofisticada, ser consciente de esa posibilidad es el primer paso para protegerse de ese riesgo.

Los ataques infligen en todos los casos, más allá de sus enormes consecuencias financieras, un daño a nuestra seguridad y confianza.

La ciberseguridad es fundamental para los bancos, que ponen todos los medios a su alcance para garantizar la seguridad de sus clientes y afrontar los riesgos que seguro aparecerán en el futuro. El sector bancario cuenta con probada experiencia en la protección de los datos personales y financieros de sus clientes, y revisa continuamente su capacidad de defensa, detección y respuesta ante los ciberataques, pero también se necesita la colaboración de los clientes para luchar contra este fraude.

Está claro que avanzar en la capacitación digital de la sociedad nos permitirá sacar el máximo provecho a la transformación que estamos viviendo.

La innovación, en su versión digital, fue clave para mejorar nuestra vida diaria durante el confinamiento y los peores momentos de la pandemia. En esta época ya es impensable un mundo sin las ventajas de la innovación en su versión digital.

Sin embargo, un mejor uso de internet también incluye sensibilizarnos frente a sus riesgos, porque en la medida en que son reales, no se pueden olvidar de ninguna manera.

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