La inversión a largo plazo, la curiosidad y la especulación son las tres principales razones que llevan a invertir en criptoactivos, de acuerdo con un reciente estudio de Accenture que refleja el cada vez mayor interés que despiertan. Una conclusión que corroboran otras encuestas: el 30% de los inversores que han realizado alguna inversión financiera en los últimos cinco años ha comprado criptoactivos, que ya son el principal producto de inversión entre los jóvenes. Así lo afirman 6 de cada 10 inversores de entre 16 y 30 años, según la OCU.

El mercado actual de criptoactivos comprende un amplio abanico de activos, de diferente tipo y con diferentes riesgos, y de proveedores de servicios conexos que, en su mayoría, no están sujetos a un marco regulatorio y de supervisión. Por eso es arriesgado operar en este mercado hoy en día: a los elevados riesgos de inversión por la volatilidad de muchos criptoactivos se suman los fraudes o pérdidas derivados de la mala gestión de algunos operadores.

El futuro reglamente europeo MiCA ayudará a dotar de mayor seguridad a los inversores en criptoactivos. También permitirá a los bancos participar en este mercado, si así lo desean, ayudando a mejorar las prácticas de control y gestión de riesgos y a dar más confianza.

Contar con un marco de protección adecuado para las inversiones en este tipo de activos es necesario, pero no puede ser la única respuesta a los desafíos. Mejorar la educación financiera es una necesidad para toda la sociedad española y especialmente para los jóvenes. Porque la educación es una gran compañera de viaje a lo largo de la vida, que nos ayuda a tomar decisiones formadas, partiendo de la máxima información posible.

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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