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La financiación de la economía, familias y empresas es la principal responsabilidad de los bancos. Su objetivo es ofrecer la mejor financiación posible y de forma responsable. Para ello evalúan la demanda de financiación y consideran las posibilidades de repago, buscando con ello cumplir la doble finalidad de proteger al cliente y mantener la salud de su balance. Es imprescindible preservar la fortaleza de los bancos como recurso clave para seguir impulsando el crecimiento económico y la prosperidad.
En lo que llevamos de año los bancos españoles han proporcionado 61.600 millones de euros en nuevo crédito a las familias y 198.700 millones a las empresas. Este flujo de nueva financiación a la economía real se produce en un contexto de incertidumbre económica y de rápida vuelta a la normalidad de los tipos de interés oficiales decidida por BCE para combatir la inflación.
La última encuesta de préstamos de la autoridad monetaria muestra dos conclusiones comunes a nivel europeo: el fuerte descenso de la demanda de financiación y la prudencia de los bancos. Valoraciones que tienen un reflejo en los números, donde la nueva financiación se reduce de forma moderada con respecto a la de un año antes.
Los bancos son los transmisores de la política monetaria que diseña y ejecuta el BCE, con la mayor subida de tipos de interés oficiales de la historia reciente, aunque los bancos no lo están trasladando en su totalidad a los préstamos. De hecho, en esta situación el supervisor reitera la necesidad de que las entidades extremen su prudencia; le preocupa el impacto futuro que puede sufrir la rentabilidad y su solvencia en un entorno complejo como el actual.
Que la financiación es imprescindible para que la economía no se pare es una obviedad. Pero también es importante que su gestión por parte de empresas y familias, por un lado, y por los bancos, por otra, sea la adecuada para evitar generar problemas que hoy por hoy no existen.
José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca