Una característica diferencial de los bancos españoles es su diversificación geográfica. Esto se ha reflejado en una rentabilidad recurrente y en un creciente peso de los resultados internacionales sobre los domésticos en el caso de las grandes entidades.
América Latina representa una cuarta parte de la exposición geográfica de los bancos españoles, bajo un esquema de filiales que en la mayoría de los casos son independientes desde un punto de vista de capital y liquidez. Esto les permite desarrollar su actividad de forma autónoma a la matriz, con un mayor conocimiento de los mercados locales y una oferta de productos y servicios adaptada a las necesidades concretas de sus clientes en cada región.
De esta forma, el papel desarrollado por los bancos españoles en los países de la zona ha sido determinante para una mayor inclusión financiera, y para dinamizar y estabilizar los sistemas bancarios locales. Esta es la principal conclusión de un estudio reciente desarrollado por el Instituto Español de Banca y Finanzas que hace un análisis histórico y de las perspectivas del sector.
El estudio también resalta del compromiso social de los bancos españoles en la región, desde proyectos educativos y sociales hasta microcréditos enfocados en la población más vulnerable para combatir problemas a largo plazo de pobreza y exclusión social. Habla así de su contribución a la ‘bancarización’, entendida como el uso que hace la sociedad de los productos y servicios bancarios.
También podemos referirnos con este término a la intensidad e incidencia que la red bancaria, partiendo de los diferentes canales existentes, tiene en la economía y hasta en el grado de desarrollo del sistema financiero del país. Porque la actividad de los bancos forma parte de todas las decisiones económicas importantes para las familias y las empresas. No cabe duda de que una sociedad sin finanzas es una sociedad empobrecida.
José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca