Los bancos españoles afrontan el escenario actual con una mejora en la rentabilidad acorde al coste de capital que exigen los inversores, una morosidad que ha continuado reduciéndose y unos niveles de solvencia por encima de los existentes al inicio de la crisis sanitaria.
Es precisamente la rentabilidad la mejor garantía para asegurar la solvencia en el futuro, pero debe ser superior al coste de capital (rentabilidad mínima exigida por los inversores) para atraer inversión. Este ha sido uno de los principales desafíos de los bancos españoles en los últimos años.
La solvencia es un elemento fundamental para cumplir de forma estable y sin restricciones su principal objetivo, que es acompañar a sus clientes, empresas y familias, en todo momento.
Esto lo pudimos comprobar con las diferentes medidas tomadas durante el covid y lo vivimos día a día con las respuestas que ofrecen a las necesidades de sus clientes, como la rápida reacción para mejorar la atención presencial a los mayores, reforzar la inclusión financiera en la España rural y el acuerdo alcanzado para mitigar el impacto de la subida de tipos en las familias que lo precisen.
Los bancos están realizando intensos y constantes esfuerzos de adaptación a los hábitos de los consumidores y al entorno, algo básico para la supervivencia de cualquier empresa, como reflejan las decisiones que adoptan a diario las compañías en este entorno de cambio acelerado provocado por la digitalización.
La innovación está en el ADN de los bancos. Y siempre con el objetivo de beneficiar al cliente.
El compromiso de los bancos es ofrecer los servicios financieros en todo momento y en cualquier lugar. Los bancos atienden las necesidades de todos sus clientes, con independencia de su grado de digitalización, de si están habituados a las nuevas tecnologías o no.
José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca