La unanimidad de analistas y organismos internacionales en la necesidad de reformas estructurales abruma. ¿Se equivocarán todos?
Ya nadie pone en duda que la economía española se enfrenta a graves problemas y que su solución requiere, con premura, una respuesta contundente. Incluso se admite que no se acertó en el diagnóstico y que algunas de las medidas adoptadas no fueron precisamente afortunadas.
En cualquier caso, el pasado queda atrás, y lo realmente importante es enderezar la situación y sentar las bases de una recuperación consistente y duradera.