España se enfrenta a la difícil tarea de llevar a cabo un duro programa de ajuste dentro de un contexto recesivo.
Del éxito en este cometido dependerá que la situación comience a enderezarse o que continúe a peor. Nuestra economía padece el hecho inédito de haber recaído en recesión en el breve espacio de tres años.
Desde el inicio de la crisis, arrastramos un descenso del PIB real equivalente a cinco puntos porcentuales con una caída de la demanda interna del 15%.