Nuestro país dispone de un conjunto de entidades sólidas, rentables y eficientes.
Las recientes intervenciones de las autoridades supervisoras sobre varios bancos regionales en Estados Unidos y en un histórico banco suizo han dado pie a una comprensible preocupación acerca de la salud del sistema bancario europeo.
Pero, a su vez, ha sido una ocasión propicia para mostrar los resultados de las reformas acometidas por la Unión Europea desde la crisis financiera de 2008. Sobre la base de una regulación única (Single Rule Book), el conjunto de los países integrados en la Unión Bancaria dispone hoy de un sistema bancario sólido, capaz de financiar con eficacia la economía europea y resiliente ante situaciones de incertidumbre como las recientes o la ya superada pandemia. Los bancos españoles están plenamente integrados en este sistema europeo y participan de la supervisión común al conjunto de entidades de la zona euro (Single Supervisory Mechanism).
Pero, además, los grupos bancarios españoles desarrollan un modelo de negocio de banca comercial minorista, geográficamente diversificada, basada en la captación del ahorro y en la prestación de servicios y la financiación a empresas y familias. Se trata de un modelo contrastado, que proporciona una elevada recurrencia de los resultados y que permite, manteniendo una relación continuada en el tiempo, atender el conjunto de necesidades financieras de ahorradores e inversores.
Lo acertado del modelo ha quedado de manifiesto con los resultados obtenidos durante 2022. Los bancos españoles presentan ratios de rentabilidad por encima de la media de los bancos de la zona euro, medida tanto sobre activos (ROA) como sobre patrimonio (ROE); este último, el 10% el pasado ejercicio, ha alcanzado los niveles en los que se sitúa el coste del capital. Resultados que se han obtenido gracias a una probada capacidad de sus administradores en la gestión de los riesgos y a una elevada eficiencia, entre las mejores de la Unión Europea, y manteniendo además una cómoda posición de liquidez, con ratios por encima de los mínimos regulatorios.
El hecho de que nuestro país disponga de un conjunto de entidades sólidas, rentables y eficientes constituye un valor fundamental para la adecuada financiación de la actividad productiva, la innovación, el crecimiento, el empleo y la transición hacia una economía más sostenible y socialmente responsable.
Santiago Pernías Solera, asesor Public Policy de la Asociación Española de Banca