Esta semana la Autoridad Bancaria Europea (EBA en inglés) y el Banco Central Europeo (BCE) han dado el pistoletazo de salida a los ejercicios de estrés que llevan a cabo cada dos años a la banca europea. El objetivo de estos resultados es valorar la resiliencia de la banca ante fuerte deterioro del escenario económico y financiero, entender las vulnerabilidades del sector y medir su capacidad para seguir financiando a la economía real en situaciones adversas.
Existe un consenso generalizado en la literatura económica en reconocer los beneficios de la diversificación productiva y geográfica y por supuesto, el sector bancario no es ajeno a ello.
Tradicionalmente, los resultados de la banca española han sido buenos, en gran parte gracias al modelo de negocio basado en filiales que le permite beneficiarse de la diversificación geográfica de sus inversiones.
Hay dos factores que potencian las bondades que la diversificación tendría en los bancos españoles frente a cualquier otro sector.
En primer lugar, la banca española se ha expandido internacionalmente a través de filiales que en la mayoría de los casos son autónomas desde un punto de vista de capital y liquidez – esto es, tienen acceso a los mercados de capitales mayoristas locales por sí mismas sin necesidad de recibir apoyo de las matrices, pudiendo desarrollar su actividad de manera autónoma a su matriz. Esta autonomía permite un riguroso conocimiento de los mercados locales y permite adaptar la oferta de productos y servicios locales a las necesidades de cada región. A pesar de que las filiales están sujetas a rigurosos sistemas de control ejercidos por las matrices, esta autonomía dota a las filiales de la flexibilidad necesaria para adaptar ágilmente su oferta de producto a los mercados locales.
En segundo lugar, se podría afirmar que, en términos generales, el desarrollo de sus actividades internacionales se lleva a cabo en economías cuyo comportamiento está débilmente correlacionado a la economía española como así ha quedado demostrado históricamente cuando gracias a este modelo, la solvencia de los grupos bancarios ha permanecido intacta, a pesar de las crisis macroeconómicas locales que han ido sucediendo en algunas de las jurisdicciones en las que nuestros bancos cuentan con negocios. Lo que quiere decir que cuando un país atraviesa por dificultades, el banco puede seguir operando en el resto de las geografías.
Como consecuencia de lo anterior, se observa que la banca española es capaz de generar una rentabilidad recurrente y eficiente, con creciente peso de los resultados internacionales sobre los domésticos en el caso de las grandes entidades, permitiendo la generación de capital de manera orgánica que en última instancia servirían por un lado para absorber las potenciales perdidas en un escenario adverso y, por otro lado, posibilita que continúen con la función de intermediación financiera fundamental para proporcionar la financiación que precisa la economía.
Además, desde un punto de vista de estabilidad financiera, este modelo garantiza la no transmisión de las crisis en un grupo, con lo que, si una filial tuviese que hacer frente a una crisis local, las posibles consecuencias negativas no se transmitirían al resto de filiales del grupo. En definitiva, evita el contagio entre entidades del mismo grupo.
No obstante, y a pesar de que el modelo de banca de filiales tiene beneficios no solo para los bancos y sus clientes sino también para el conjunto de la sociedad, ya que minimizan los riesgos sistémicos, la metodología de la EBA tiene algunas limitaciones que penalizan a este modelo.
Por un lado, la metodología utilizada no tiene en cuenta los beneficios de la diversificación geográfica – correlación negativa entre jurisdicciones -. El escenario extremo negativo es igual para todas las jurisdicciones sin tener en cuenta que los efectos negativos de una crisis en una región puedan ser compensados con los efectivos positivos de otros eventos en otras regiones.
Adicionalmente, la metodología sobreestima el potencial impacto negativo del tipo de cambio en el capital. La hipótesis negativa sobre la evolución del Euro afecta a algunas partidas de ingresos muy relevantes, pero no afecta a partidas de gastos también muy importantes.
Durante el año 2020 la EBA publicó un documento con posibles cambios a la metodología de los ejercicios de estrés con el objetivo de mejorar la transparencia, potenciar la relevancia y hacerlos más eficientes. Esperemos que la futura metodología tenga en cuenta estos factores.
Cualquiera que sea la decisión de los supervisores en cuanto a la metodología futura de los test de estrés, nosotros esperamos que los bancos españoles seguirán teniendo un buen rendimiento – esto es, tendrían un menor impacto en capital del escenario negativo – tanto en el ejercicio que ha comenzado esta semana, y cuyos resultados se publicarán en julio, como en los ejercicios futuros. Más allá de la exigente regulación y estricta supervisión esta su experiencia en la gestión del negocio y del riesgo en un mundo global.
Pedro Cadarso, asesor de la Asociación Española de Banca (AEB)