La economía española se enfrenta a una situación crítica que requiere, sin demora, una actuación firme y contundente.
Tras encajar la recesión más profunda de la era democrática, el crecimiento se ha estancado y continúa la destrucción de empleo hasta situar el paro en cotas sencillamente inaceptables.
Las perspectivas han empeorado y apuntan hacia un crecimiento exiguo, incluso negativo, y un deterioro adicional del empleo. A más largo plazo, se plantean dudas sobre la capacidad para sostener el estado de bienestar con su estructura actual.