Es de justicia reconocer que los reguladores del sector financiero de todo el mundo llevan bastantes meses seguidos trabajando muy duro.
El G20 y el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), decididos a que no vuelva a estallar en el futuro otra crisis financiera coma la vivida, les pusieron tarea en abundancia. Y los reguladores bancarios están respondiendo en plazo con no menos abundantes y en ocasiones voluminosos informes y documentos a consulta. Lo cual no quita para que aún quede mucho trabajo por hacer y numerosas ideas por aclarar.
Hay todavía demasiado ruido ambiental, excesivas voces hablando a la vez sobre una serie de instrumentos diversos pero con elementos comunes requerimientos de capital y liquidez, impuestos de diferente índole, separación de actividades, tratamiento de entidades sistémicas… -, cuyo diseño y combinación finales van a condicionar en buena medida el futuro del sector bancario. Por ello es crucial que vayan tomando forma cuanto antes, y por ella nos ha parecido oportuno dedicar la cita anual con este periódico a analizar algunos aspectos de la regulación financiera que nos viene.