El importe de pagos en terminales de compra es superior a las extracciones de efectivo.
Cuando el consumidor elige un artículo no piensa en la forma de pago. Esta forma de pago elegida es el medio y no un objetivo en sí mismo en la decisión final de la compra. Los bancos son conscientes de lo que quiere el consumidor al realizar el pago: que sea seguro, cómodo y sencillo. La trazabilidad de la compra, fundamental para evitar fraudes, entraría también dentro de la seguridad. El efectivo sale, sobre la base de todo lo anterior, cada vez peor parado con respecto a otros instrumentos de pago como las tarjetas, móviles y medios digitales.
Durante el primer trimestre de este año asistimos a un hecho histórico. Según los datos del Banco de España, el importe de pagos en terminales de compra fue superior a las extracciones de efectivo en los cajeros durante este periodo. Pues bien, durante el segundo Portavoz de la Asociación Española de Banca José Luis Martínez Campuzano trimestre se ha reafirmado esta relación. Los pagos en terminales de punto de venta crecen a ritmos anuales del 12,88 por ciento, con crecimiento del 9,34 por ciento anual si consideramos el importe, cuando las operaciones de retirada de efectivo en cajeros crecen un 1,8 por ciento y un 4,69 por ciento en términos de importe.
La obligación de los bancos de ser cada vez más eficientes al proporcionar servicios financieros a sus clientes explicaría que el número de terminales de puntos de venta estén creciendo un 6,54 por ciento anual. La necesidad que tienen los bancos de ser racionales justifica que el número de cajeros esté disminuyendo en España a un ritmo anual del 1,80 por ciento. Todo ello cuando el número de tarjetas emitidas crece a ritmos anuales del 7,4 por ciento anual, con aumentos del 10,50 por ciento anual en las tarjetas a crédito y del 1,8 por ciento en las de débito. La explicación de estos últimos datos descansa en la mejora económica y en las favorables perspectivas a futuro.