La innovación mejora nuestra calidad de vida. La digitalización además es una buena baza para facilitar el acceso a servicios públicos y privados. Pero la transformación digital de la economía y de la sociedad en que estamos inmersos no debe excluir a nadie.
Con ese convencimiento, los bancos han tomado medidas en los últimos meses para reforzar la atención presencial de las personas mayores en los servicios bancarios y para garantizar la inclusión financiera en toda España. Porque la digitalización y la dispersión geográfica no han de ser un obstáculo en el acceso a servicios públicos y privados.
Para que la digitalización sea una ventaja, cada cual ha de asumirla en función de su disposición y posibilidades. Por ello es clave aunar esfuerzos entre todos para mejorar la capacitación digital de la sociedad, y estrechar, especialmente, la colaboración pública y privada. Un buen ejemplo puede ser el reciente acuerdo alcanzado por la Fundación AEB con la asociación Somos Digital.
Esta misma semana, el presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas compartía en un evento público su compromiso con la digitalización de los mayores, pero también su preocupación, ante una sociedad cada vez más digital.
Y es que una parte importante de la formación digital debe ser la seguridad. Combatir los ciberdelitos se ha convertido en una prioridad para todos: cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de prevenirla y combatirla en su ámbito y según sus capacidades.
La operativa digital de los bancos es segura, pero su esfuerzo debe ser compartido por sus clientes para proteger sus propios datos y actuar con cautela.
La digitalización es beneficiosa en numerosos aspectos, como a la hora de tomar decisiones, bien formadas, para adquirir bienes, acceder de forma fácil y rápida a servicios privados y públicos y, sobre todo, comunicarnos y relacionarnos de forma cómoda, inmediata, y desde cualquier lugar.
José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca