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LA VANGUARDIA

Hablemos de financiación

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Con un saldo de crédito de 1,7 billones de euros y un crecimiento el año pasado del 7,1%, los bancos de la AEB alcanzan un máximo histórico y se constituyen como la clave para impulsar el crecimiento económico y la prosperidad de aquellos países en los que, como es el caso de España, desarrollan su actividad y donde la financiación bancaria predomina entre las familias y las empresas.

Existe una modalidad complementaria a la financiación bancaria que es la que proporcionan los intermediarios financieros no bancarios (IFNB).  Ese crédito no bancario ha tenido en la última década un crecimiento digno de ser reconocido, hasta representar el 50% de los activos financieros a nivel mundial. Detrás de este crecimiento está una mayor regulación y estricta supervisión a los bancos frente a estos intermediarios, en un contexto caracterizado por unas condiciones monetarias muy expansivas de los bancos centrales.

Los mercados financieros acostumbrados a tipos de interés históricamente bajos y hasta negativos como ocurrió en Europa, se ajustan ahora a una vuelta a la normalidad de la política monetaria y a la desaceleración de la economía mundial.

El FMI advertía hace unos días sobre las elevadas vulnerabilidades financieras acumuladas por la industria financiera no bancaria en ese marco de tipos de interés bajos, volatilidad comprimida y elevada liquidez; inquieto por la combinación en el escenario actual de episodios de baja liquidez y elevada deuda.

El dictamen del FMI a esa situación es doble: por un lado, es necesaria la supervisión, regulación y vigilancia de los IFNB. Por otro, se debe reforzar la coordinación entre los bancos centrales y los reguladores del sector financiero. Como conclusión, es preciso preservar la estabilidad de los bancos para mantener el flujo de financiación que precisa la economía.

 

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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