Los bancos tenemos el compromiso de trabajar para no dejar a ningún cliente atrás, con independencia de su lugar de residencia y de sus habilidades digitales. Por esta razón, desde la Asociación Española de Banca estamos trabajando intensamente con las autoridades y otros agentes para encontrar soluciones a grandes desafíos de nuestro tiempo, como mejorar la inclusión financiera en la España vaciada y mejorar la atención personalizada al colectivo de los mayores.
Todo ello responde a nuestra misión de servir a la economía real, algo que nunca olvidamos y está plasmado en el Protocolo Estratégico del Compromiso Social y Sostenible de la Banca que sellamos las tres asociaciones bancarias hace un año. Así lo expliqué ayer en el curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo.
El cliente está y seguirá estando en el centro de todo lo que hacemos los bancos. Es nuestra prioridad y razón de ser, lo que lleva a una adaptación continua del modelo de atención por los cambios de hábitos de los consumidores y hace imprescindible buscar el equilibrio entre la innovación y el acompañamiento a los que prefieren la atención presencial.
Además de impulsar la revolución digital, el sector bancario juega un papel fundamental en la revolución verde que está en marcha, donde la mayor complejidad no es financiar la economía verde sino la transición de los sectores no sostenibles o más contaminantes. Es necesario contar con reglas claras y homogéneas, disponer de datos y análisis de calidad, intensificar la colaboración público-privada y respetar la transición y los plazos establecidos, porque correr demasiado podría tener efectos indeseados.
El sector bancario está implicado en las grandes transformaciones de nuestra sociedad y atento a las demandas de los clientes, lo que atañe también a los criptoactivos, por lo que no puede ser ajeno a esta realidad. En España el 12% de los adultos posee criptoactivos. Hace falta una respuesta regulatoria coordinada y equilibrada en este ámbito que acote los riesgos sin menoscabar la innovación.
Es fundamental que la normativa asegure un terreno de juego equilibrado para todos los agentes que participan en la misma actividad, con independencia de si son o no bancos. Y esto no sucede ahora con los operadores no bancarios, que tienen acceso a los datos transaccionales de los clientes de los bancos y sumándolos con los suyos pueden ‘hacer magia’ para ampliar y mejorar la gama de productos y servicios que ofrecen.
Si no podemos competir con ellos en igualdad de condiciones y lo hacemos con las manos atadas, puede verse afectada nuestra función más básica, dar financiación. ¿Quién dará créditos a familias y empresas si eso sucede?
Los bancos españoles están preparados y en buena disposición para ayudar a la economía española a afrontar los momentos de incertidumbre, como quedó patente en los momentos más difíciles de la pandemia. Durante esta crisis sanitaria, social y económica, el sector bancario ha estado en primera línea, con sus oficinas abiertas en el confinamiento, con el aplazamiento de pago de hipotecas y créditos al consumo, la concesión de créditos con aval del ICO a 750.000 empresas y autónomos, y el adelanto de pago de pensiones y desempleo.
Alejandra Kindelán, presidenta de la AEB